Históricamente, la edición de libros mantiene relaciones siempre difíciles con disciplinas como la economía y la gestión, comúnmente utilizadas en cualquier otro sector industrial. Hasta hace poco, el abordaje económico era considerado por los agentes del área del libro como una intrusión en el ejercicio de una actividad eminentemente cultural. Hoy, pasadas ya más de dos décadas de concentraciones editoriales, de debates sobre la política del libro, de grandes operaciones de reagrupamiento y globalización, estamos obligados a reconocer que los aspectos económicos impulsaron, en gran medida, las transformaciones ocurridas.