“El chino mandarín es el idioma del futuro”. “El inglés nos sirve para viajar y trabajar”. “Los adolescentes hablan mal”. Estamos muy familiarizados con este tipo de afirmaciones que encierran un cúmulo de representaciones sobre las lenguas, los hablantes y la valoración social que les damos. Sin embargo, disciplinas como la sociolingüística, el análisis del discurso y la etnografía del habla vienen investigando desde hace años estas aseveraciones y observan que están asociadas a factores que no tienen nada que ver con la(s) lengua(s) en sí mismas. De hecho, si nos detenemos en la definición de qué es una lengua, podemos ver que se trata de un conjunto de usos que ha sido legitimado por razones políticas e históricas. Pensemos, por caso, en el Castellanodel siglo XV, impuesto sobre las otras lenguas de la Península. ¿Por qué fue esta la lengua del imperio? Por una decisión política.
Idioma: Español / 262 páginas /15 cm x 23 cm / Año: 2013 / ISBN 978-987-1172-78-8